Wednesday, December 01, 2010

15-Operación: Laichzeit.


No he continuado esta historia en años. En primera instancia pensé por que la tenía superada, que como se verá más adelante, estaba equivocado. En segunda instancia, no sentía deseos de remover el pasado. "El pasado es polvo." Hoy por hoy, me veo ante la obligación para conmigo de concluir lo que empecé. Y dejar un lindo final para este relato. "Las buenas historias son las que terminan bien". Donde había quedado, era justamente en uno de los momentos más cruciales, el primero quizás. El momento en que entraba al quirofano. Y el momento en que el infierno se desataba en la tierra.
Cuando entré en el quirofano "C", me hicieron sentar en la camilla, me operarían sentado, ya que era más accesible mi costado derecho del pecho. Entre preparativos y otras idas con sus vueltas, me intentaba relajar. Debo decir, que con limitado exito. Los fantasmas de mis operaciones de niño eran como el cuco que intentaba salir del placard. Igualmente, lo que vendría sería mucho más real y a la vez fantástico, pero si mucho peor. Una enfermera me ató la muñeca derecha en un parante por encima de mi cabeza, para dejar la zona de la axila libre. Me afeitaron ligeramente por debajo y comenzaron a pincharme. La anestesia, si no recuerdo mal era algo semejante a gel, pero si recuerdo que se sentía así. Otro rato de espera, dolorosa espera, mientras el anestesico hacía efecto. Un médico, el que me operaría, entró en el quirofano. Ya lo había visto afuera, era bajito, morocho, un poco gordito. Me hacía acordar mucho a Mario, compañero de RVR. Por lo que usaré el nombre de "Marito" para referirme a él. En un momento que entró a la sala me dijo:
-Estás cagado, flaco?-ál ver mi palida rigidez. Casi comentado como afirmación, más que pregunta.
Yo sonreí, debía mostrar mas miedo del que tenía, aquello era solo una cirugía menor. Lo peor debía ser el dolor, aunque los médicos dijeron que tratarían que no doliera nada. Siempre dicen eso, creo que siempre lo intentan, pero no siempre se puede. Cuando "Marito" dijo que iban a empezar, me puse tenso y al instante traté de relajarme. Eso me dijeron varios doctores. Mis viejos estaban afuera, sufriendo la espera angustiosa, y yo adentro solo. Solo como siempre se está solo ante la muerte, nacemos solos para morir solos. Eso dicen los clichés. No me importaba en ese momento, menos ahora. La operación comenzó, mucho ya no lo recuerdo. Es increible como la mente intenta olvidar lo que le hace mal. Recuerdo que sentí los cortes, profundos y duros. Basicamente, tenían que llegar al interior de mi torax, para meter un drenaje que sacara el aire que se habia salido y llena la cavidad interior. Este aire había formado una burbuja que los médicos denominan "enfisema", creo, no se el término exacto. Tenían que pinchar esa burbuja y sacar el aire afuera. Me taparon la cara y el cuello con una sabana, no se si para que no viera o para trabajar tranquilos. Solo podia mirar el techo, pero no recuerdo como era. Miraba sin ver, solo hacia adentro. Tanta maniobra y tanto ajetreo con mi carne, que en un momento me quejé. "Marito" me preguntó:
-Te duele, mira que no te tiene que doler, avisame.-
-Solo un poco, siento la presión.-respondí honestamente, sentía como hacían fuerza para entrar adonde tenía la burbuja.
-No, no. Te doy un poco más de anestesia, no tenés que sentir nada.-
La anestesia, local obviamente, era para que no sintiera nada en toda la mitad del pecho. Supongo que sería para no tensionar los musculos por el dolor o por piedad hacia el paciente, quien sabe. Volví a sentir un pinchazo y más liquido denso entrando en mi. Era como si un alien me estuviera poseyendo. Me acordé de Matrix, cuando Neo se queja de lo frio que está el liquido que le absorbe el brazo. Pero esto mio, era real y por adentro. El médico siguió trabajando y lo que más dolía era la presión que hacía para meter el tubo. Traté de no moverme mucho, pero no podía evitar sacudirme con cada empuje. Hasta que en un momento llegaron a la burbuja, lo supe porque senti el aire salir violentamente. Se escucho un ruido sordo como el que hace cualquier sistema neumatico. Basicamente, fue como tirarse un pedo por el costado. Si, aunque suene gracioso, era un pedo de axila. El dolor fue indescriptible, pero me causó gracia. Me reí en un quejido de dolor. Pensé en lo cómico que era largar aire por el costado, y la sensación era la misma a soltarse un "sordito", pero agregandole el dolor de la violenta expulsión. Era como un desove, de aire especificamente. Mi risa hizo que "Marito" comentara:
-HEEEHEHEE! Eso era lo que teniamos que sacar, ya terminamos. En un toque, terminamos.-
El "toque", duró quizás un poco demasiado para mi gusto. Mientras terminaban su labor, ajustando el tubo y vendando la zona, comencé a sentirme raro. La anestesia última que había puesto "Marito" estaba haciendo efecto del todo. Sentía, pero no sentía, estaba drogado. No era como un flasheo de marihuana, era algo distinto. Me parecía que era más ligero, que el tiempo corría más rápido, pero yo pensaba más lento. Pero a la vez estaba muy lúcido. Muy extraño, un sopor hermoso me invadió y me quedé enredado en ello. Era mejor que pensar en como me habían cortado.
-Estás bien, flaco?-preguntó "Marito", percatandose que hacía rato que no decía ni un murmullo.
-Siiiiii.-respondí lentamente, arrastrando las letras.
La mano de uno de los médicos me tocó la frente. Noté cierto temor, mis sentidos parecian sintonizados de otro modo al normal, bueno lo estaban de hecho.
-Estoy drogado.-comenté, con el mismo tono perdido.
-No te preocupes, ya terminamos.-
A partir de ahí, si pasó mucho tiempo o no, me es imposible asegurarlo. A mi me pareció relativamente corto, pero si las apreciaciones ya son subjetivas de por si, estando drogado ni que decirlo. En mi estado alterado por la anestesia local, el tiempo podía durar mucho. Cerraba los ojos y formas pasaban delante mio, como cuando estás a punto de dormirte. Murmullos en mi mente, voces inaudibles y lejanas.
Me di cuenta que todo había terminado cuando retiraron la sábana de mi cara. Respiré aliviado, había terminado todo. Ja, iluso. Pero en ese momento, habían terminado de hecho. Ahi comencé a tomar conciencia de mi cuerpo en parte, el dolor me lo recordó. Me hicieron pasar a una camilla movil, para trasladarme a una habitación. Me dolía todo el cuerpo, me ayudaron entre varios médicos para mudarme de lugar. Un camillero me llevó por los pasillos de nuevo por la guardia. Creo que ahí vi mis padres, pero no puedo jurarlo. Me sacaron afuera del edificio del hospital, hacia el pabellón de rayos. Querían sacarme una radiografía para ver como era el resultado de la operación. Ponerme delante de la maquina de rayos fue más molesto que doloroso. Solo quería acostarme y no levantarme hasta el dia siguiente.
-Te saco esta placa y ya te vas a la habitación.-Me dijo un médico al ver mi cara de hastío.
Terminado ese tramite, volví a la camilla y otro viaje por el largo pasillo de rayos hasta afuera. Desde la camilla veía el edificio del Durand inmenso. Recuerdo ver un arbusto o yuyo de una grieta en lo alto del edificio y sonreir ante lo insolito de eso. En mi estado grogui, cualquier cosa me parecía curiosa. Por un ascensor me llevaron al quinto piso. Ahí si recuerdo bien, ver a mi familia. Había llegado mi hermana. Se la veía muy angustiada por lo sucedido. Se acercaron y me Eleonora me dió un beso.
-Hoooollaaaaa.-los saludé.-con lo que se dieron cuenta que tenía un viaje anestésico que volaba.
-Estás muy lindo drogado.-me comentó Ele, dandome un beso.
Me reí ligeramente, divertido, hasta lo más ínfimo me parecía gracioso. Por lo menos para sonreir. Papá se quedó conmigo, entre él y los médicos me pasaron al estilo "bolsa de papas" a la cama. La habitación era al final del pasillo, todo estaba a oscuras. Eran como las dos de la madrugada. Y aunque me costó dormirme y logré conciliar poco el sueño, me alivió el hecho de que ya estaba en la cama y por el momento, no tenía que preocuparme más.

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