
-Hoy, primero de octubre, se cumple exactamente 10 años qe empece a trabajar en RVR.-comentó Seba, dejando claro que tambien fue ese el dia en que conoció a Mateo.
Apenas si charlé con alguno mas. Solo recuerdo la entereza que demostraba Horacio, la tristeza de Sebastian Riego.
-Tenía 6 años menos que yo.-comentaba Horacio con pesar, pero sin quebrarse. Ana Maria, amiga de Mauricio nos reunió junto al ataud para rezar una oracion por Mateo, el padre nuestro. Llegado el mediodia, se iban a llevar a Mateo al cementerio. Nos dijeron que volvieramos al cuarto del ataud para despedirnos de Mateo. Fui al lado de mi amigo, le acaricié la mano y como última despedida me incliné para darle un beso a mi amigo Mateo. Salimos hasta la puerta, donde ya esperaba el coche funebre. Miguel estaba llorando, visiblemente afectado. Me acerqué y le apoyé mi mano en el hombro, con la intención de consolarlo.
-Me quebré, creí que no iba a hacerlo, pero al final me quebré.-me decía aguantando un espasmo de pena.
-Tranquilo, Miguel.-fue lo unico que supe decirle.
-Me estaba acordando, de esa vez que vos te pasabas el cable del micrófono por la pierna del pantalón.-me comentó él, agarrandose el rostro.-Recuerdo bien esa anécdota de cuando grabábamos nuestro programa, "Zona Ficcion". Yo usaba un pantalón muy grande, varios números más, que en realidad era del gordo que trabajaba antes con nosotros. Recuerdo que Mateo se mataba de risa con las locuras que hacíamos. Imaginate, dos locos hablando con el aire contra un fondo azul ultimate. Cuando hacíamos el croma y le poniamos a los personajes 3-D, a Mateo le parecía increible que fuera la misma toma en que él habia hecho la cámara. Abracé a Miguel en la puerta de la cochería y lloré junto con él. A pesar de nuestras diferencias en la actualidad, teniamos un pasado común y en ese pasado se incluía a Mateo. La familia, hijos, yerno, algún otro pariente; eran los que transportaban a Mateo. El cajón ya habia sido cerrado y lo iban a introduciendo en el coche. En una fila semicircular, permanecíamos sus amigos de RVR. Los de la cocheria acomodaron las coronas, recuerdo las que decian "familia Riego" y "RVR producciones". Mire el ccostado del auto, el cartelito en la ventana que decía: "Mateo Nicogossian". Mi ser seguía sin poder conciliar la idea de que Mateo se había ido. Por esta razon es que quise verlo en el ataud, tocarlo. Tenía que convencerme hasta de forma inconsciente, que él se habia ido, que esto era real.Pero, aunque lo más hondo de mi ser se rebelaba, la realidad siempre demuestra ser más fuerte. Y yo estuve allí, cuando el auto partió, llevando a Mateo al crematorio de Chacarita o de Flores, no sé bien. Mateo se había ido, ya nada sería lo mismo. Sin querer hacer frases hechas o clichés por que sí, esa es la reflexión que veo en retrospectiva. La realidad nuevamente, me da la razón, nada fue lo mismo a partir de entonces.
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