Recuerdo que entre todos los temas musicales que ponia en el estudio, o el estilo musical con el cual torturaba al resto, habia un par de temas que Mateo podia tolerar y que decia que le gustaban. Temas como el instrumental de kill Bill, que es tocado con un instrumento de viento tipico japones, y que Mateo lo confundia con el de "Lo bueno, lo malo y lo feo, que son parecidos." Otro tema era "My immortal" de Evanescence, tema que cuando aun pongo alguna mañana, inevitablemente me recuerda a él. También podría contar entre otros temas, "Here with me" de Dido. "Engel" de Rammstein. Y quizás algún que otro tema viejo de rock and roll. El día de su velatorio no hubo música, no hubo algo que desempañara el dia. Divididos entre el auto de Toro y un taxi, fuimos a la casa de velatorios. Horacio, Germán, Brigitte y yo fuimos en el taxi. Los demás en el auto de Toro. En el velatorio nos encontramos con la familia de Mateo. Uno de los temores y dudas que le habian surgido a German era como darle la noticia a su propio padre, Horacio. Sin embargo, aún cuando él también había experimentado un problema de salud similar a principios de ese año, fue el que mejor tomó la noticia. Creo que es ciertamente, la persona que más fortaleza tuvo ante esa situación. Mauricio, Miguel y otros no quisieron pasar a ver el cuerpo de Mateo. Quisieron quedarse con la imagen de Mateo vivo. El que estaba allí ya no era Mateo, tan solo era una cascara vacía. Yo me acerqué y lo toqué, mi mente se rebelaba ante la realidad era como si necesitara tocar para convencerme de lo que ocurría. A mi lado, pasaban los allegados, los conocidos, los familiares. Yo permanecía allí al lado del cajón, sumido en una nube de desolación. Mi celular pitó estridentemente. Había recibido un mensaje de texto. Salí afuera maldiciendo el aparatejo, el mensaje no tenía nada y venía de alguien que no sabía quien era el que lo enviaba. Odié ese maldito artefacto, y no sería la única vez en el dia. Al volver adentro, Sebastián Toro contó algo muy curioso, muy "casual".
-Hoy, primero de octubre, se cumple exactamente 10 años qe empece a trabajar en RVR.-comentó Seba, dejando claro que tambien fue ese el dia en que conoció a Mateo.
Apenas si charlé con alguno mas. Solo recuerdo la entereza que demostraba Horacio, la tristeza de Sebastian Riego.
-Tenía 6 años menos que yo.-comentaba Horacio con pesar, pero sin quebrarse. Ana Maria, amiga de Mauricio nos reunió junto al ataud para rezar una oracion por Mateo, el padre nuestro. Llegado el mediodia, se iban a llevar a Mateo al cementerio. Nos dijeron que volvieramos al cuarto del ataud para despedirnos de Mateo. Fui al lado de mi amigo, le acaricié la mano y como última despedida me incliné para darle un beso a mi amigo Mateo. Salimos hasta la puerta, donde ya esperaba el coche funebre. Miguel estaba llorando, visiblemente afectado. Me acerqué y le apoyé mi mano en el hombro, con la intención de consolarlo.
-Me quebré, creí que no iba a hacerlo, pero al final me quebré.-me decía aguantando un espasmo de pena.
-Tranquilo, Miguel.-fue lo unico que supe decirle.
-Me estaba acordando, de esa vez que vos te pasabas el cable del micrófono por la pierna del pantalón.-me comentó él, agarrandose el rostro.-Recuerdo bien esa anécdota de cuando grabábamos nuestro programa, "Zona Ficcion". Yo usaba un pantalón muy grande, varios números más, que en realidad era del gordo que trabajaba antes con nosotros. Recuerdo que Mateo se mataba de risa con las locuras que hacíamos. Imaginate, dos locos hablando con el aire contra un fondo azul ultimate. Cuando hacíamos el croma y le poniamos a los personajes 3-D, a Mateo le parecía increible que fuera la misma toma en que él habia hecho la cámara. Abracé a Miguel en la puerta de la cochería y lloré junto con él. A pesar de nuestras diferencias en la actualidad, teniamos un pasado común y en ese pasado se incluía a Mateo. La familia, hijos, yerno, algún otro pariente; eran los que transportaban a Mateo. El cajón ya habia sido cerrado y lo iban a introduciendo en el coche. En una fila semicircular, permanecíamos sus amigos de RVR. Los de la cocheria acomodaron las coronas, recuerdo las que decian "familia Riego" y "RVR producciones". Mire el ccostado del auto, el cartelito en la ventana que decía: "Mateo Nicogossian". Mi ser seguía sin poder conciliar la idea de que Mateo se había ido. Por esta razon es que quise verlo en el ataud, tocarlo. Tenía que convencerme hasta de forma inconsciente, que él se habia ido, que esto era real.Pero, aunque lo más hondo de mi ser se rebelaba, la realidad siempre demuestra ser más fuerte. Y yo estuve allí, cuando el auto partió, llevando a Mateo al crematorio de Chacarita o de Flores, no sé bien. Mateo se había ido, ya nada sería lo mismo. Sin querer hacer frases hechas o clichés por que sí, esa es la reflexión que veo en retrospectiva. La realidad nuevamente, me da la razón, nada fue lo mismo a partir de entonces.
No comments:
Post a Comment